lunes, 30 de junio de 2008

LAS HORMIGAS NO MUERDEN: BREVE PANORAMA ACERCA DE LA POESÍA SANMARQUINA CONTEMPORÁNEA

Las hormigas no muerden: breve panorama acerca de la poesía sanmarquina contemporánea / Christiam Marcelo Padilla



En la década pasada, por no decir siglo pasado y sonar a discurso historiográfico, nos encontramos con publicaciones de poetas consagrados y otros no tanto por la tradición. Algunos porque recién publicaban su primer libro y otros por simple negligencia de los críticos (o su ausencia). Dentro de estos últimos podemos citar dos libros que merecen ser tenidos en cuenta por los lectores: el primero de Victoria Guerrero (1971) y su poemario De Este Reino (Ediciones los Olivos, 1993) y el segundo de José Pancorvo (1952) y su libro Profeta el Cielo (Alba editores, 1997), ambos ya con el segundo poemario a cuestas. Baste esta mención para hacer justicia a mi arbitrariedad.

San Marcos vive ahora lo que podría denominarse como una fuerte actividad literaria tanto en el aspecto creativo como en el crítico. Nuestro articulo pretende dar un breve alcance y reconocimiento, en especial, a la proliferación de grupos poéticos que han aparecido últimamente en la facultad de letras. Debo ensayar una pregunta de perogrullo: ¿a qué se debe esta ebullición poética y en especial la proliferación de grupos ? Asumo que es parte de nuestra tradición la conformación de grupos poéticos (así como la ebullición poética).

Así tenemos entre los más rescatables a Hora Zero en los setentas, Kloaka en los ochentas y Neón en los noventas. Los dos primeros, poseedores de una fuerte carga política y espíritu iconoclasta. Los tres, (Hora Zero, Kloaka y Neón) incorporaban en sus propuestas nuevos espacios explorados por la poesía (característica reclamada por los mismos grupos), el espacio urbano, el lenguaje coloquial de la ciudad de Lima y sus contradicciones de metrópoli tercermundista. Puede decirse que apostaban en la poesía por la realidad más inmediata. Sin embargo, el tercero, Neón, ya en los noventas vislumbraba los nuevos caminos a seguir: los de la individualidad como respuesta al fracaso de los proyectos colectivos (vividos de la manera más funesta en el caso peruano). Es vox populi la larga permanencia del ejército en la ciudad universitaria, una clara jugada de la dictadura. Recordemos que San Marcos fue intervenida por las fuerzas armadas debido a la proliferación de agrupaciones subversivas y donde toda forma de agrupación estudiantil era calificada como sospechosa de subversión. Prácticamente la mayoría de centros federados fueron desactivados y es recién en 1999 que la presencia del ejército es retirada. Si bien es cierto, estos factores no lo explican todo, creo que de alguna manera han influido en la proliferación, no sólo de grupos poéticos, sino también otra clase de agrupaciones culturales y nos es otra cosa que la llegada de la democracia.

Sin embargo, la intención del presente artículo es dar cuenta del resurgimiento que se ha vivido y se vive en las aulas de la facultad de Letras de San marcos. En efecto, un fin de siglo bastante activo, que tiene que ver además, con la formación de nuevos grupos poéticos. Así podemos mencionar a Sociedad Elefante, el Club de la serpiente, Coito Ergo Sum, Artesanos, Segregación, entre otros. Cabe mencionar que en realidad no sólo en san Marcos encontramos este tipo de agrupaciones, existiendo, por ejemplo Colmena en la Universidad Federico Villarreal, Cieno en la Católica, en fin. Si bien es cierto, estos grupos publican en su mayoría plaquetas, ya algunos de sus integrantes han sacado un poemario. Sin duda alguna la importancia de estos grupos radica en generar canales de lectura, que beneficie a sus propios integrantes.

Es importante recalcar el carácter despolitizado que reflejan estos colectivos. Estamos pues, ante un grupito de amigos que gustan de la poesía y quieren dar a conocer sus textos, que son de los más variados posibles. No hay manifiestos, léase poéticos. Hasta las influencias reflejan esta diversidad, en especial la referida a la tradición nacional. Por eso es fácil reconocer en sus escritos las influencia de Martín Adán, Jorge Eduardo Eielson, Blanca Varela, Rodolfo Hinostroza, Enrique Verástegui, Luis Hernández... Repito, no estamos aquí ante los iconoclastas y parricidas poetas de los setentas u ochentas, sin desmerecer aquélla actitud, claro está.

En sus textos todavía se aprecia la búsqueda de un lenguaje, de un discurso adecuado como muestra de la etapa de aprendizaje en la que se encuentran, la cual es necesaria para la consolidación de su trabajo. Como ya se dijo líneas arriba, las propuestas de estos nuevos grupos radica en la heterogeneidad de estilos, en la utilización del mismo soporte físico: plaquetas, ya sean trípticos, cuadernillos, etc. y también en una no desdeñable agenda de recitales y encuentros de poetas jóvenes.

Finalmente, podríamos definir a estos grupos como una especie de semilleros poéticos, por utilizar un término reservado al fútbol, aunque para nuestra suerte los resultados de los primeros se muestran promisorios y no así con los segundos, causantes del sufrimiento y la vergüenza nacional (al menos para los que les gusta el fútbol). Hay una vieja gloria que no se pierde y esta es la de la poesía.