lunes, 7 de julio de 2008

LA POESIA TELÚRICA DE HUARAZ Y EL ARTE COMO ACTO DE RUPTURA CULTURAL

La poesía telúrica de Huaraz y el arte como acto de ruptura cultural / Tania Guerrero Sotomayor




La relación que yo tengo con la poesía es producto de mi relación que tengo con mi tierra, es así como la siento y no puedo evitarlo. Cada célula de su piel llena absolutamente todos mis lugares y puedo escuchar sus miles de nombres por cada rincón de mi espacio exterior con una felicidad infinita. No hay tiempo más propicio que el de ahora ni espacio más perfecto que aquel de donde vengo, es por eso que estoy aquí con todo mi organismo y mi hermoso nombre Huaraz y todo lo que diga de él lo digo de mí.

Me observo en mi tierra y ella me está mirando con todos sus ojos y con todas sus manos y somos una sola pupila. Suelo también sentirme impotente por razones incongruente, es así como puedo asumirme, disgregarme ser millones de personas, y miles de objetos en una suerte de analogía, sentirme en el cuerpo de una paloma que espera la muerte o en un copo de nieve obnubilado por el paroxismo de derretirse como aquella mujer que no soy yo que ama a un Hombre que no es. Y es el silencio el que más me dice, el silencio inconmensurable.

Observo y asumo mi ser de mujer y considero que la mujer provinciana, ha sido y sigue siendo callada; las mujeres campesinas son un silencio doloroso y todo lo que se diga de ellas desde ellas es muy poco, es así que son una prioridad, en este sentido para mí la poesía es una forma de vida. Ellas enfrentadas siempre ante la inminencia de la apropiación de sus cuerpos e intelectos y la inminencia de la concertación sobre sus existencias sin poder hacer nada. Observo desde mi experiencia de ser que al hablar de mi misma desde mi cuerpo las opiniones tienden a hiperbolar el sexo, centrándolo al punto de considerarlo insignificante o inexistente si se trata de la mujer y magnífico y cuasi divino si se trata del hombre, es pues un medio sumamente conservador y represivo y que siempre busca y encuentra mecanismo de censura sutiles que muchas veces se usan inconscientemente.

En esta doble lucha cotidiana también escupo sobre la exclusión social que impone sus razones irracionales a través de actitudes enmascaradas tendientes a censurar las múltiples manifestaciones de la expresión del arte peruano, centrándose única y exclusivamente en círculos dentro de un centralismo exacerbado que mella cualquier idea de igualdad, este tipo de denuncia sin embargo es tan comunes y linda con lo trillado, ¿no es así? Pues sí, así también de insistente es el centralismo.

La visión que tengo de esta madre cloaca, cada vez que vuelvo, es la de una mujer cada vez más caótica donde las expresiones se polarizan y se conflictúan única y solo únicamente por imposiciones jerárquica, considero nuestra naturaleza andina la antonimia de esta exclusión porque ella incluye hasta la exclusión y es condescendiente con la marginación.

Sabemos que la naturaleza del hombre debe reinventarse y reencontrarse, indefectiblemente para recuperar la armonía que ha alterado y encontrar un sentido más profundo de la sociedad y de la vida, la recuperación del sí mismo a través de la recuperación de la naturaleza salvaje, es un norte, una respuesta. Yo invoco y convoco a todas las provincias a hacer escuchar su voz llena de honor y que día a día se levante entre sus faldas el arco iris que sonría por nuestras bocas.

Ahora voy a hablar un poco de mi ciudad. En 1970 como es sabido ocurrió un sismo en Huaraz que la destruyó completamente, esta realidad mantuvo en una profunda nostalgia a la población por mucho tiempo, no hubo pues sino una producción lenta y de recuperación incluyendo la literatura, no hubo creación literaria por mas de veinte años, esto además incentivado por un grupo de personas que se adueñaron de ella al lapidar cualquier brote de creación con sus críticas extremadamente severas y actitudes nocivas.

Es recién hace cinco años que la creación literaria se empieza a sentir a través de una visión distinta y más propicia para las publicaciones y los movimientos de jóvenes que participan ya mas activamente y esto gracias a la ruptura de ciertos esquemas tradicionalistas que se mantuvieron y siguen manteniendo sus rostros estirados y censuradores.

Fue a partir de una de las publicaciones que ocurrió esta ruptura en el lenguaje además de la introducción de nuevas temáticas dentro de la poesía, el libro de Manuel Cerna Fuentes, Poemas Perdidos, que con un lenguaje irreverente a la vez que andino manifestaba una poesía representativa del Huaraz de la década de los ochenta y noventa es con este poemario que muchos de los temas que se vivieron después del sismo y posteriormente con la formación de una ciudad amorfa y cosmopolita van a encontrar una representatividad en la poesía y con una armonía particular y singular abrirán las ventanas y puertas para hace brotar un aliento diferente si bien violento también esperanzador para las nuevas generaciones, toda la época de los cambios sociales, culturales, etc. Tiene ya una voz con muchos ecos en nuestra ciudad.

A partir de ello se intentó resumir en poquísimo tiempo todo el camino que la literatura nacional que había andado sin que nosotros formemos parte por considerar indestructibles los muros que nos separaban de los espacios donde se podía y debía escuchar nuestra voz, por razones que no tenían que ver con nosotros.

Es así que se realizaron performances de poesía en los que todas las artes estaban inmersas (fotografías, slides, música, pintura, teatro, etc.) llamar a la poesía en esta especie de aquelarre fue decisivo para la motivación y despertar de muchos jóvenes que habían subestimado y petrificado sus inquietudes y sueños, de igual forma se invitó a los hitos de la literatura como símbolos de la trasgresión para, estuvieron con nosotros Enrique Verástegui, Carmen Ollé, Oswaldo Reynoso, Miguel Ildefonso, a quienes les estamos agradecidos por estar siempre con nosotros y al corriente de nuestros caminos ellos forman parte de nuestra historia, también estuvieron con nosotros Rodolfo Ybarra, Carlos Rengifo, Sergio Galarza, Carlos Dávalos, Luis Fernando Chueca y ahora último los chicos de More Ferarum José Ignacio Padilla y Carlos Estela, quienes tienen una propuesta de exquisita estética, también los chicos de Mano Falsa, quienes amablemente fueron a Huaraz para compartir con nosotros su literatura, es también que a partir de estas motivaciones que empezaron a aparecer publicaciones con nuevas voces, pequeñas revistas autofinanciadas (irregulares porque salían cada vez que podían) por las mismas personas que las sacaban en protesta contra las instituciones culturales que durante años permanecieron estáticas y no demostraron mas que su naturaleza de elefantes blancos. También debo recordar el primer recital lésbico que se realizó en Huaraz con el nombre de recital ecofeminista Reinventar el amor, que se organizó con Carmen Ollé y Demus, buscando replantear el establishment a partir de la recuperación de lo salvaje y la naturaleza aunque las utopías estén desprestigiadas en este país perfectamente organizado para la desesperación.

Así nuestra ciudad de estructura cosmopolita que día a día se transforma y altera no deja también de tener influencia de la ciudad voraz que es Lima y de la ciudad fantasma que aparentan haber desaparecido pero que está suspendida moldeando la nueva arcilla, y es así que Huaraz está buscando y ya es un centro que gira sobre sí.

No es con esto que quiero manifestarme por los poetas que vendrán, no, porque ellos siempre estuvieron allí y siempre estarán.

Otro de los factores que forman parte de esta formación es la violencia que crece día a día como lo hace en todo el mundo y es una preocupación insalvable que como un cristal que no deja de romperse tiene ingerencia en la formación de los nuevos poetas y en la temática de la nueva poesía huarasina.

La caótica estructura de nuestra ciudad nos da muestras de un cuadro que no deja de ser belleza y patetismo al mismo tiempo, puede uno masticar el quechua y sentarse a tomar el café más francés que pueda imaginarse.

Es pues un rostro singular con un alma profundamente andina que es la esencia en sí, los antiguos huarasinos sin embargo seguirán siendo golpeados por las sombras que vuelven en sus recuerdos y que nosotros no vemos pero que entendemos. Sombras que balbucean palabras que ya no conocemos pero son parte nuestra, pienso y considero que el corazón de mi tierra se está abriendo y derramando como una voz brillante e inigualable y sólo la miraremos a través del tiempo.